20 jul. 2006

Los sucesos intensos de las últimas horas crean en mí una suerte de huracán de sentimientos. La intensidad con la que vivo cada una de mis emociones puede convertirse en un arma de doble filo, pues cual toro me avalanzo sobre el capote sin advertir que me esperan con banderillas en cualquier esquina. La convivencia en pareja, las pruebas del día a día en el trabajo, las personas conflictivas que me rodean no me permiten ver hoy con mucha claridad. Dicho en perfecto criollo: "Como eramos pocos parió la abuela", esta no es más que una forma venezolana para decir que esto último es la gota que rebasó el vaso. O sea, como me han pasado tan pocas cosas viene más y más y más.

Que poco me duró la sensación de tranquilidad y bienestar. que rápido volvió la nostalgia, la rabia.....................................

No tengo mis ideas en orden, no logro pensar con claridad. Tristeza y rabia por un lado, decepción por otro y otra rabia más desde aquella esquina. ¿a cuál le hago caso? ¿de cuál salgo primero? ¿cómo priorizo estas emociones?.

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