7 nov. 2007


No sé si a ustedes les ha pasado, pero para mí es inevitable cuando voy en una camionetica (bus, buseta, guagua, unidad de transporte público) escuchar las conversaciones que allí tienen lugar.


Se habla de todo; política, religión, exámenes parciales, pruebas médicas, enfermedades, proyectos de vida, rumbas (fiestas, pachangas, reventón, bailantas), intimidades, experiencias sexuales, gustos y preferencias. Hay conversaciones entretenidas, así como otras que te hacen desear o llegar a tu destino o que ellos se bajen porque no aguantas un minuto más esas voces chillonas e insoportables o los temas que se tratan, o los cabeza de cotufa, dónde a cada comentario una neurona hace el "popff " típico cuando estallan.


Entre conversaciones y cuentos se pasa el tiempo del tráfico o del largo trayecto. Pero como mi idea no es hacer una apología al chisme, no voy a detallar nada de lo que he escuchado.
Lo que si me asombra es escuchar a los adolescentes hablar. Mucho más allá de sus términos propios y las destrucciones que le hacen al lenguaje, está el hecho de que por cada 10 palabras, 6 son groserías y las otras son sustitutos genéricos, dónde lo que te queda claro es que "la vaina" se "bichó", y entonces........
Están las señoras que se quejan de no conseguir leche, con los cuentos de las colas que han tenido que hacer. Quienes se hacen los dormidos para no cederle el puesto a nadie bajo nínguna condición. Quienes llaman a gritos a algún conocido que va pasando por la acera sólo para decirle "ADioooooossss", quienes se cocnentran tanto en su MP3 que se olvidan de lo que ocurre a su alrededor, y hasta comienzan a cantar seguros de que no tienen en frente a ningún jurado calificador que critique sus gritos, desafinaciones, falta de ritmo.
También están quienes son llamados al celular y después de escuchar el vallenato de moda o el joropo más recio que ponen como repique, se limitan a decir "voy por...." cuando realmente están muchas cuadras antes. Están los amargados, que pelean por todo, y los "light" que se rien de todo. Los grupos que se burlan del peinado de tal o cual señora, el grupo evangélico que prepara su próximo culto, la despechada que le cuenta lo de los cachos a su amiga una y otra vez, el tipo que narra todas sus aventuras sexuales con "tremendos mujerones", los pérdidos que siempre piden que les avises cuando lleguen a tal lugar o los viejitos que te comentan cómo era la ciudad en sus años mozos.
Y así, toda la fauna urbana que te consigues en una camionetica te invita a decir "debería aprovechar todo esto para escribir una buena telenovela"








3 comentarios:

gustavo dijo...

gracias a todos los que me han escrito día a día, me ayudan a crecer y a mejorar.

Anónimo dijo...

hola

RMS dijo...

¡¡Hola!!!... Me ha pasado y muchas veces este tema, confieso que fui a veces medio cotilla y si está interesante la charla ajena le presto una atención que ni te cuento. Ahora con el trajinar del día a día. El ir y venir sólo me escucho a mi mismo envuelto en mis propias cosas, como aislado... que fuerte no?
Un abrazo