9 sept. 2010

Lo que podemos aprender de un aprendíz

Tanto en el cine, como en la literatura o en la televisión, el tema de la magia es algo que a todos, y a mí en específico, siempre me ha cautivado. ¿Quién no disfrutaba cada vez que Samantha movía la naríz o Jeannie cruzaba los brazos y pestañeaba, como sólo ella sabía hacerlo?

Disfruté de películas como jóvenes brujas, hechizo de amor, de series como hechizada, mi bella genio o Charmed, esas tres hermanas que ponían semana a semana sus poderes al servicio de la humanidad para derrotar demonios y fuerzas oscuras. Estas son sólo algunas de las muchas historias que el cine y la televisión han contado. También tenemos al fenómeno de Harry Potter, cuyos libros me lei completicos y he disfrutado cada película, no tan fieles a la obra de Rowling, pero buenas al fin y al cabo.

Con esta temática, podemos ver actualmente en la cartelera de cine nacional el film de Disney "El aprendíz de brujo" portagonizado por Nícholas Cage y Jay Baruchel. Nícholas un brujo milenario, alumno del mismísimo mago Merlín. Jay, representa al joven dotado con los dones de magia necesarios para considerarse descendiente del famoso Mago del Rey Arturo. Mónica bellucci actúa también en este film deslumbrándonos con su indescriptible belleza y capacidad para darle vida a cualquier personaje.
Es una historia bastante interesante, con mucha imaginación, un guión original, divertido y unos personajes bien dibujados que nos hacen sumergir en la historia y reirnos con ellos, sufrir con ellos, pero sobre todo aprender de ellos.

A Marmota le gustó muchísimo la película y yo también quedé fascinado. No me esperaba algo tan bien logrado y con tantas metáforas sobre lo que podemos hacer por nosotros y por los demás. Temas como el autoconocimiento, la autoconfianza, el manejo de nuestras emociones y lo importantes que son estos aspectos para ser efectivos en nuestra vida son sólo algunas de las enseñanzas que podemos sacar de estas dos horas contínuas de diálogos, efectos especiales y de momentos emocionantes que nos hacen sentar en el borde la silla, completamente expectantes para ver qué pasa después.
No es una de esas típicas películas que sólo sirven para pasar el rato. Puedo verla como una metáfora de la vida de cada uno de nosotros. Dónde nacimos para algo y contamos con los talentos necesarios para lograrlo. Cada uno de nosotros vino a hacer algo a este mundo, y ese es precisamente el sentido de nuestras vidas, usar los dones que tenemos en función de alcanzar las metas. Algunos tienen el don de compartir y llevar el conocimiento a los demás, otros de establecer relaciones efectivas con la gente, otros de informar y comunicar, otros de crear sueños y muchos más de poder hacerlos realidad.

¿Qué debemos hacer? pues explotar al máximo nuestros talentos, nuestras habilidades poniéndolas al servicio de los demás y ayudándonos a crecer y aportar lo quen podamos para hacer de este un mundo mejor. No es tan difícil como lo podemos pensar, no tenemos que ser famosos ni poderosos para poder hacer grandes cosas, hacer algo por quienes nos rodean es una gran cosa ya por sí misma. Cada uno de nosotros está llamado y dotado de las herramientas necesarias para dejar su huella en el mundo, o por lo menos en el espacio del mundo dónde nos tocó vivir y desarrollar nuestros talentos.
Podemos escondernos, podemos negarnos a hacer lo que debemos hacer. Pero lo que no podemos negar es lo que somos y las capacidades que tenemos. Podemos ocultar nuestro potencial, o explotarlo al máximo hasta conocer completamente nuestros límites. Podemos cruzarnos de brazos y ver cómo cambia el mundo o podemos ser partícipes de su transformación.

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