20 dic. 2011

Transmutación Relacional


Hace muchos años escuché la frase "Si tú cambias, el mundo cambiará contigo". Realmente no la entendía mucho, quizás porque no la había vivido o porque creía que tenía muy poco que cambiar.

Este año, he podido comprobar que cuando cambiamos nuestra visión sobre las cosas y sobre las personas, pues vemos todo de una forma distinta. Mis relaciones personales mejoraron muchísimo cuando decidí cambiar mis estrategias de aproximación hacia las personas con quienes tenía mayores conflictos. Decidí utilizar con ellas una de mis mayores fortalezas y me ha funcionado muy bien.

Siempre me he definido como alguien empático, que con mucha frecuencia busca explicar la conducta de los demás y profundizar en las justificaciones que tienen para hacer lo que hacen. Sin embargo, al ser también muy emocional cuando me desbordo y me siento afectado, se hacen notar más mis jucios y valoraciones que mi capacidad para entenderles y relacionarme con ellos de una manera armoniosa.

Aún estoy trabajando fuertemente en aprender a manejar mis emociones. Sin embargo he logrado importantes avances en este aspecto, tanto que le he tomado cariño a esas personas con quienes hasta hace nada sentía lejanía y un poco de rabia.

Aprender a comprenderlas y conocer su historia personal me ha permitido verlas de una manera distinta, pude flexibilizarme para sintonizar al dejar mis juicios de lado y relacionarme desde el amor y la buena intención. Claro, también tuve que hacer un trabajo importante con mi ego y esa "imagen idealizada" que tenía de mi mismo. Entendí que lo que recibía como ataques hacía mí, no lo eran. Leyendo la obra de Eckhart Tolle, "Una nueva Tierra", he podido hacer grandes reflexiones y avances. Aunque cambiar no es fácil e implica muchas recaídas, lo importante es la intención y trabajar duro por alcanzarlo.

Este ha sido, sin duda alguna uno de los mayores aprendizajes que conquisté este año en mi camino hacia la mejor versión de mi mismo. Ser empático es ponerme en los zapatos del otro y entender su situación. Por eso, usando mi capacidad para "empatizar" con el otro, pude mejorar mis relaciones y descubrir una cantidad de recursos personales que me ayudaron a reformular creencias y a reestructurar mis mapas mentales para poder relacionarme de una manera más efectiva. Aprendí a entender y a aceptar, desde el corazón, a quienes me resultaban desagradables y ahora los veo de una manera muy distinta. No es que se conviertan en mis mejores amigos ni que los vaya a defender a capa y espada, aún tienen cosas que me desagradan. Pero aprendí a manejar ese "desagrado" de una manera que no me afecte ni que perjudique los objetivos y metas que debemos alcanzar.


1 comentario:

JP dijo...

Hola Gustavo

Mil gracias por tu comment en mi blog. Por un error involuntario lo suprimí en lugar de publicarlo, de todas formas sabes que tus apreciaciones están en primerísimo lugar para mi.

Te deseo una maravillosa navidad y un 2012 cargado de millones de bendiciones en todos los aspectos de tu vida. Gracias por ser el oasis donde vengo a refrescarme.

Saludos a Marmota

Te envio un abrazote inmenso desde la fria y andina Bogotá.