17 dic. 2011

Ángeles y Héroes


Este ha sido para mí un buen año. Muchos logros a nivel personal y profesional se han visto consolidados. Muchas de mis metas fueron alcanzadas y llegaron otras que nunca fueorn planteadas. Aprendí, crecí, concienticé y comencé a realizar los cambios que me permitirán hacer del 2012 un año mejor que este.

Ya tendré tiempo, durante estos días, para comentar y trazar aquí mis aprendizajes del 2011. Hoy quiero hablar sobre el hecho de ser héroes. Si, de eso mismo de ser "HÉROES".

Estuve viendo un video de CNN, dónde se premia a los héroes anónimos, esas personas que desde sus posibilidades se dedican a hacer algo por los demás. Aportan con su trabajo y experiencia su grano de arena para ayudar a otros a tener una vida mejor. Desde tener refugios para mujeres que recién salen de la cárcel y quieren cambiar de vida hasta quien cosntruye puentes para salvar vidas en un rincón de África.

En estos días decembrinos, se despierta nuestra necesidad de hacer algo por los demás, desde donar un juguete hasta visitar a enfermos abandonados en la sala de un hospital. Desde comprarle regalos a nuestros seres queridos hasta hacer un donativo a una fundación o a alguna iglesia.

Todos los seres humanos tenemos la capacidad de sentir compasión por los demás, no se trata de sentir lástima sino de acompañar al otro en su situación, comprenderlo y hacer algo por ayudarle, no importa lo que sea, todos podemos hacer algo que esté a nuestro alcance. Cuando se trata de ayudar lo que cuenta es la intención, no lo mucho o lo poco que en valor monetario se aporte a los otros.

Una sonrisa, una palmada en la espalda, un "te comprendo", un "te acompaño", un poco de comida o desprendernos de aquella ropa en buen estado que ya no usamos, son sólo algunos ejemplos de lo mucho que podemos hacer por los demás.

En estos días, estaba comprando el desayuno camino a mi trabajo y delante de mí había un niño de unos 4 o 5 años, con la ropita rota y gastada. Tenía unas monedas y billetes arrugados en la mano pididéndole al dueño del local que le diera "una empanada". Puso todo lo que tenía sobre el mostrador. El señor viendo al niño (quien era indígena y su madre lo esperaba en algún lugar donde se sienta a pedir limosnas) le devolvió el dinero, fue y buscó una empanada y un vaso de jugo y se lo regaló.

Este episodio ocurrió hace algunos días atrás y aún me está dando vueltas en la cabeza. ¡Qué fácil es hacer algo por los demás! sólo falta saber ponerse en los zapatos del otro y querer hacerlo. No hace falta ser rico y famoso para ayudar a quien lo necesita. A veces sólo necesitamos dar algo de lo que tenemos o desprendernos para hacer felices a otros.

No hay satisfacción más grande que haber hecho algo bueno por otra persona. Saber que hiciste algo que cambió la vida de alguien es gratificante, y no desde el "ego" y la vanidad, sino desde la compasión por quien pasa una situación difícil. La mejor forma de agradecerle a la vida todo lo que tienes es compartiéndolo con quienes no han recibido nada. Dios puso ángeles a cuidarnos, pero no todos usan túnicas y tienen alas, a veces cualquiera de nosotros puede convertirse en un ángel para quien lo necesita.

No hay comentarios.: