
Nos llamó muchísimo la atención esta propuesta y apenas comenzó el festival decidimos ir a verla. Comprar las entradas fue toda una aventura, porque vernos a Marmota y a mí pidiendo dos gordos al chico que atiende la taquilla del cine en Centro Plaza no tiene precio.

El inicio de la película es la imagen de un gordito echado en el piso y poco a poco muestran imágenes de su milagrosa pérdida de peso. Así comienza un film poniendo como excusa un comercial de pastillas para adelgazar, de esas que pululan en la televisión pública y privada y que te prometen ayudarte a tener el cuerpo de tus sueños comiendo las porquerías que te dé la gana y sin hacer el más mínimo ejercicio (sí, cómo no).

En la historia conocemos a unos personajes con complejos, culpas, temores y creencias y vemos un guión con una propuesta bien interesante. A lo largo de la peli nos vamos adentrando en el comlicado mundo emocional y psicológico de los personajes hasta identificarnos con alguno de ellos o simplemente comenzar a recibir los consejos que ellos quieren darnos.
Aunque tiene algunos tintes de comedi, sus personajes y las historias personales de estos son una buena oportunidad para evaluar la forma en que cada uno de nosotros está enfrentando su via, qué hacemos para resolver nuestros problemas y qué tanto nos aporximamos a la causa de éstos para poder darles, así, una solución definitva.
Toda acción tiene una reacción, toda consecuencia tiene sus causas. Pero, siempre nos quedamos atendiendo las causas, poniéndoles pañitos calientes y pocas vece

la historia es bastante original y es algo que va mucho más allá del tema ya tantas veces tratado de las apariencias, de la imagen física y de la importancia que le damos. Es una historia que trata de la vida, de la felicidad y de conocernos internamente para enfrentar las situaciones que se nos presentan. Los protagonistas de la historia enfrentan unas vidas bien complejas y un problema de sobrepeso. Nosotros seguramente estamos enfrentando algunas situaciones no tan agradables que nos impiden disfrutar de la felicidad.
Si tiene la oportunida de ver esta película, no la dejen pasar porque es una experiencia que vale la pena. No es una historia hecha sólo para pasar un buen rato, sino para reflexionar, aprender y hacernos un autoexamen. Si ya la vieron, no está de más volver a verla.
Mención aparte de las excelentes actuaciones que vemos es el hecho de que los actores realmente engordaron y adelgazaron para enfrentar a sus personajes. No hay efectos especiales ni maquillajes con cuerpos de goma espuma. Cada michellin es de ellos, cada porción de grasa es de ellos y cada kilo que se perdió también es gracias al esfuerzo y profesionalismo con que ellos enfrentaron el reto de esta historia.

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