1 jun. 2009


El tiempo es una medida muy subjetiva. Su paso nos parece muy lento cuando esperamos que lo haga rápido. Pero, a veces es muy lento si queremos que lo sea.


No hay una medida objetiva más allá de los números o las agujas del aparato diseñado para marcar su avance.


Nuestro mundo interior lleva un ritmo distinto al famoso tic tac. Quizá sólo tenemos un tic que se prolonga o un tac que se repite constantemente.


Lo único cierto aquí es que el tiempo pasa y nosotros tenemos dos opciones: o pasamos con él o nos quedamos pegados en esos momentos, cuando deseamos algún poder paranormal que nos permita detenerlo para disfrutar un poco más.


En otras ocasiones deseamos que pase muy rápido para escapar de ese momento desagradable y no permitirle que se quede grabado en nuestra memoria.


Algunas veces, puede pasar que sentimos que no quiere pasar y nos mantendrá eternamente viviendo lo mismo una y otra vez.


El tiempo es tuyo, es mío, es de quién lo quiera disfrutar, de quien decide aprender de él y de quien lo utiliza para aprender del pasado y soñar con un futuro sin dejar de vivir el presente al máximo.

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