
La gran pregunta es ¿Por qué "#@¬% siempre tiene que atacarte cuándo deberías estar regalándole a tu cuerpo el necesario descanso nocturno? ¿Acaso no es suficiente tener que soportar tan intenso dolor?¿No es suficiente querer, desesperadamente, golpearte la cabeza contra las paredes? ¿También uno tiene que soportar el querer dormir y no poder hacerlo porque ese pedazo de hueso, pequeño e insignificante no te deja, a ti que superas en muchas veces su tamaño?

Pasé la noche del martes sin poder dormir, desde que llegué a casa comencé con un pequeño dolor, que se fue agudizando a medida que intentaba dormir. Mi marmota, preocupada trataba de indicarme algún calmante, pero asumimos que no había ninguno. En la mañana, el dolor seguí allí, creciendo en mi boca, lo que me obligó a tomar la decisión de ir al odontólogo.
Antes de salir, y prisionero de las fuertes lluvias caraqueñas, hice una acuciosa revisión con mi marmota y descubrimos una caja de Ibuprofeno. Me tomé uno, pero era como si me hubiese comido un caramelo, la inútil pastillita no cumplió su fin analgésico. La lluvia fuerte no me dejaba salir de casa, y mi dolor no me dejaba vivir en paz.
Tras mimos, cuidados de mi Marmota y el cese de las lluvias salgo de casa rumbo al odontólogo. Después de la revisión vino el regaño bien merecido, dónde me dijo flojo y demás. Ese dolor era mi culpa, mi culpa,mi grandísima culpa.

Mi Marmota, me ha cuidado y mimado estos dos días de dolor. Se ha preocupado por mí. No sólo es mi pareja, el amor de mi vida, mi gran amigo, mi buen amante, y muchas cosas más, sino que también me ha resultado un excelente enfermero. ¡Te amor marmota de mi vida!
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