11 ene. 2011


Si alguna vez tuve dudas acerca de que realmente podemos hacer todo lo que nos proponemos y de que los límites de nuestras posibilidades los ponemos nosotros mismos, ahora debo estar más que convencido de que no puede ser de otra manera.

En varias oportunidades he visto en el gimnasio dónde asisto a un hombre de unos cuarenta y tantos años ejercitarse de forma intensa. ¿qué tiene de particular esto en un gimnasio?, pues hasta ahora nada, pero si les digo que el hombre es cuestión es ciego y que anda de máquina en máquina con su bastón en la mano y tanteando los controles de las máquinas de cardio para porgramar, el sólo sin ayuda de nadie, la sesión de ejercicios que desea hacer pues resulta bastante animante y positivo. Desde que lo ví, entendí el mensaje que la vida me daba, nínguna condición puede alejarte de las metas y permitirte hacer aquello que realmente quieres hacer.

¿Qué fue lo que más me sorprendió de este personaje? ¿qué me convenció de que nuestras limitaciones son creadas por nosotros mismos? fue verlo en las duchas afeitándose, con una afeitadora, la zona íntima. Si uno que puede más o menos ver siente miedo de hacerlo, este hombre manifestaba una gran cofianza en sí mismo y transmitía seguridad en lo que hacía.

Nosotros mismos somos quienes podemos darnos ánimos y seguir adelante con lo que queremos o simplemente podemos optar por sabotearnos la vida y no permitirnos ser quien podemos llegar a ser.

3 comentarios:

Monchis dijo...

Muy cierto, las limitaciones son a veces vendas que nosotros mismos nos ponemos ante la realidad y nos enceguecen mas que a los mismos invidentes.

Saludos,

Acuarela dijo...

No hay límites. Nada es imposible. Una cuestión de decisión.

DINOBAT dijo...

Hay que vivir, seguir, tratar, y el camino se hace con el simple andar...