La vida de Olga cambió de un momento a otro. Es una mujer madura, con dos hijos, un esposo y un perro, tan normal como cualquier otra. Un día, todo su mundo se desdibuja cuando Mario, su marido, la abandona sin darle mayores explicaciones. Es en ese momento cuando comienza el drama de esta mujer, traductora de libros.
Más o menos esta es la historia de la película italiana “Los días del abandono” una obra maestra del cine europeo que fui a ver el viernes con Marmota y que nos brinda un paseo interesante por los matices emocionales de una mujer abandonada.
El mundo de Olga gira en torno a su marido, tanto así que la depresión le llega a trastornar hasta el punto de cometer cualquier locura por descubrir quién es la mujer que le ha quitado a su marido. Es preocupante lo enfermiza que puede llegar a ser una relación cuando se crean esos patrones de dependencia emocional.
Su trabajo, sus dos hijos y su propia persona sufren los embates del descuido por el sufrimiento de haber perdido al hombre que le daba piso y sostén a su vida. Marmota y yo, al salir comentábamos asombrados lo que es capaz de hacer una mujer por conservar a un marido al lado. ¡Cómo puede haber personas con una autoestima tan baja que sienten que sin un hombre al lado no son nadie! La dependencia afectiva le hizo mucho daño a Gloria, ella sufrió la más profunda soledad, aún cuando tenía en la habitación de al lado dos grandes motivos para ser fuerte y seguir luchando, sus hijos.
Es una historia con una riqueza psicológica y filosófica increíble, que nos invita a reflexionar sobre el amor, sobre la vida y sobre los patrones que establecemos para relacionarnos con los demás. Cada personaje da mucha tela que cortar para quienes nos gusta estudiar al ser humano, su comportamiento y sus emociones.
Ahí se pone de manifiesto lo importante, aunque siempre resaltado, que es la comunicación en las relaciones de pareja. Si ella hubiese tenido señales de los cambios del marido, pues quizás hubiese esperado algo así. Esta situación me hizo recordar algo muy similar que vivió una amiga hace algún tiempo, cuando el marido de la noche a la mañana le dijo que había descubierto que no la amaba. Ella sufrió muchísimo, y pasó por derrumbes emocionales muy cercanos a los vividos por Gloria.
Marmota y yo la disfrutamos muchísimo, lloramos bastante, bueno yo más como siempre y lo mejor es que salimos de la sala igual de satisfechos. Por lo que no dudo en recomendarla a quienes tengan la oportunidad de ir al cine a verla, o alquilarla o conseguirla como sea, porque no tiene desperdicio. Desde el guión, las actuaciones y sobre todo los diálogos tan ricos en mensajes.
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