Hablaré hoy de las cosas que me desagradan del Metro de Caracas:
1.- Lo impredecible del servicio: nunca llega el tren a la misma hora, nunca existe el mismo margen de tiempo de espera entre la llegada de un tren y el siguiente. A ratos pasan unos detrás del otro, y en otras ocasiones transcurren hasta 15 minutos para que llegue el próximo. Con los usuarios del sistema pasa lo mismo. No todos los días hay la misma cantidad de gente esperando en los andenes. Si la variación fuese de unas 3, 5 o hasta 10 personas esto no me ocasionaría ningún problema. Pero,un día llegas a las 7:00 am y el andén está casi vacío, y al día siguiente llegas a la misma hora y hay tanta gente esperando delante de tí que debes esperar hasta 8 trenes para subirte a uno donde puedas entrar.
2.-Los retrasos, fallas y averías frecuentes que te obligan a realizar una reestructuración mental de tu agenda o planificación. O, simplemente te hacen pasar por el suplicio de esperar transporte terrestre, lo cual es más difícil en estas circunstancias porque compites con más personas para tomar una camionetica (bus, guagua) y el tráfico se acentúa aún más lo que te hace llegar a donde vas como si hubieses salido tardísimo de casa.
3.- La desconsideración de los trabajadores con los usuarios: detesto que me hagan esperar en taquilla porque no tienen cambio para billetes "de alta denominación", ¡como si uno de 20 o de 10 Bs.F fuese una "alta denominación! Ni hablar si tienes que hacer un reclamo sobre algún desperfecto en tu boleto de viaje, puedes estar muy apurado y la persona que te atiende por la caseta de información se da toda su "bomba" para salir y preguntarte "qué le pasa" como si les molestara atenderte.
Esta desconsideración también la vivo cuando el tren se detiene en el túnel y no te dicen nada, o simplemente el conductor se limita a informar que "en breves momentos continuaremos la marcha" pero no te explican por qué, ni cuánto será ese breve momento.
3.- Las inconsistencias en la información: me ha ocurrido que al entrar a alguna de las estaciones, uno de los operadores informa por megafonía que por "fallas eléctricas en la estación tal, el servicio de trenes presenta un retraso en estos momentos", y resulta que cuando me encuentro con Marmota u otra persona a quien estuviese esperando me dice que el tren tenia retraso porque, según informaron por megafonía: "hay un tren con fallas en la estación fulana". Es decir, en dos estaciones distintas, dieron explicaciones distintas para un mismo retraso. ¿Será que ocurren todas estas cosas a la vez y en cada estación sólo se enteran de una?
4.- El comportamiento de los usuarios: Nunca dejaré de asombrarme por la tranformación, cual Hulk, que sufre la gente cuando entra al Metro. Desde siempre, fue notorio y aplaudible el hecho de que la gente se comportaba diferente en el servicio. No botaba basura en el piso,no ingería bebidas ni comidas, respetaba las normas internas y mostraba un comportamiento ciudadano y civilizado. Atrás han quedado esos buenos tiempos. Hoy veo cada vez más sucias las estaciones. La gente lanza los boletos utilizados donde mejor le parece, teniendo unas papeleras cercanas. Los hurtos están a la ordend el día, por lo que el mismo personal se ve obligado a "megafonear" sugerencias a los usuarios para que estén "pendientes de sus pertenencias" pues detectan presencia de carteristas en el sistema.
Son muchas mis emociones encontradas cuando veo el comportamiento de los pasajeros comunes. Entrana empujones al tren, no les importa a quien pisan, a quien golpean, sobre quien pasan para abrirse un espacio. Hoy día, los trenes operan superando su capacidad máxima. Esto es notorio cuando en una estación se bajan más de 10 personas y no veo espacio para que entre alguien más. Para entrar o salir del tren los empujones y muestras de descortesía son protagonistas de obreros, secretarias, cajeros, estudiantes, profesores, amas de casa, empleados administrativos, desempleados con carpetas en mano buscando una buena oportunidad y toda la fauna y flora capitalina que desfila antes y después del singular silbido que indica que las puertas serán cerradas.
En una oportunidad, el tren estaba tan lleno que yo iba en la puerta del tren. EN una estación se baja un muchacho pequeño, delgado e igual seguía sin haber espacio para nadie más. Una muchacha, alta y algo pasada de pesos trató de montarse pero no pudo, me empujaba pero yo no tenía más espacio para donde arrimarme. A todas estas, me dice en tono grosero "no puede ser que se bajó una persona y yo no quepa, pero claro tu vas allí tan cómodo". Como estaba en uno de esos días, cuando la sinceridad y la impulsividad la tengo más a flor de piel que de costumbre, sólo le dije "es que la persona que se bajó ocupaba menos espacio del que tú necesitas". La gordita (que no tengo nada en contra de la gente pasada de peso, pues soy uno de ellos, además) se quedó callado mirando con rabia como todos los demás pasajeros se reían de mi comentario y afirmaban que yo estaba en lo cierto.
Otra mala costumbre de los usuarios, es el olvidarse de usar la palabra permiso. Pocas personas lo piden, simplemente te empujan para pasar. Ni hablar de pedir disculpas por golpear o tropezar a alguien y si volteas con cara de reclamo te manda a tomar un "taxi pa´que vayas mas cómodo".
Marmota me cuenta, que en el Metro de Londres se ve mucho respeto por las personas. Nadie se mete si ve que no cabe y si te tropiezan, así sea suavemente enseguida te dicen "excuse me". No quiero decir que sean mejores personas, ni que menosprecie a mis paisanos. Pero si creo que debemos hacer una revisión de nuestra cultura ciudadana.
5.- Las máquinas expendedoras de boletos que no funcionan: En todas las estaciones hay una gran cantidad de máquinas para adquirir los boletos. Sin embargo, menos de la mitad están en funcionamiento. Lo que genera grandes colas para quienes desean ahorrar tiempo utilizando sus moneditas en lugar de esperar ser atendidos por taquilla.
6.- Las personas que se montan pidiendo colaboración: No sé quienes serán más charlatanes si los cojos, que milagrosamente camina bien cuando se bajan del vagón, los mudos que repentinamente hablan cuando nadie les quiere dar dinero, la señora que lleva 5 años diciendo que se le acaba de quemar su casa o los pastores de la oración fuerte al espíritu santo. En estos tiempos, cuando la masa no está para bollos,pues uno se va poniendo como que cada vez más selectivo a la hora de brindar ayudas económicas a los demás, y cuando descubres los cuentos pues peor. En una ocasión, se montaron dos de estos "trabajadores de la pedidera", uno por cada extremo del vagón, sin darse cuenta que el otro también estaba allí, y comenzaron su discurso perfectamente coreográfico (los dos decían lo mismo a la vez) Cuando se dieron cuenta de esto, se quedaron mirándose fijamente el uno al otro, desconcertados y optaron por bajarse.
7.- Los irrespetos al espacio físico de los demás: Detesto sobremanera a las personas que, para sujetarse de algún tiempo terminan con su axila en tu cara. Esto me produce un asco tremendo.
8.- Las personas que salen de su casa sin bañarse, huelen a sudor viejo y apenas son las 7:00 a.m, cuando se supone todos debemos estar bien limpios,pues acabamos de salir de casa. Estos, quienes se bañan en perfumes desagradables, fuertes e intensos comparten el mismo nivel de desaprobación por mi parte. No sé qué es pero, si oler mal por sucio o por exceso de mal perfume.
9.- Que haya operadores que te indican el nombre de la próxima estación dónde se detendrán y otros no lo hagan. Creo que debería haber una uniformidad de criterios al respecto. A veces vamos sentdos, con muchas personas a nuestroa lrededor que no nos permiten ver por dónde vamos y nuestra única guía es esa voz que indica "Estación ....."
10.- El tono "malandroso" que utilizan algunos operadores de trenes o trabajadores de estación para dirigirse a los usuarios. Los crímenes que cometen contra el idioma para informar sobre situaciones y los "coloquialísmos" (creo que acabo de inventar esta palabra, pero me lo permito porque es mi blog jajajajajaja) que están a la ordend el día.
11.- Las personas inescrupulosas que presionan la señal de alarma para que el tren vuelva a abrir sus puertas y su amigo, novio, novia, amante, peor es nada o lo que sea que se quedó afuera pueda aprovechar ese instante para montarse.
12.- Me gusta la música, lo que no quiere decir que sea fanático de todos los géneros ni que me guste escucharla en todo momento. Si ya son algo molestas las personas que tienen sus audífonos con un volumen tal alto que es inevitable escuchar sus salsas, vallenatos o reaggetones, pues me molestan aún más quienes utilizan sus teléfonos celulares para ofrecer un ambiente musical a todo el vagón. Lo peor, es que suenan muy mal, pues no son equipos de alta definición: imagínense escuchar un vallenato (que de por sí ya son desagrables con sus historias de amor y dolor donde los presos y las madres que se porstituyeron para alimentar a sus hijos son los protagonistas) como si fuese un radio mal sintonizado y con un volumen elevado.
13.- Una nueva moda publicitaria se ha impuesto en los trenes. Éstos, son forrados de publicidad o propaganda política, bien sea interna o externamente. En estas campañas, puertas y ventanas son casi tapadas para permitir la continuidad de las imágenes y los mensajes que se colocan por fuera, lo que imposibilita ver hacia afuera y me provoca una sensación de encierro terrible.
14.- Las fallas e irreguldaridades en el aire acondicionado. Cuando hay mucha gente y es hora pico el aire no funciona bien. En todos los vagones no circula de forma uniforme lo que hace que ciertos puestos sean muy calurosos y en otros se puede medio respirar. Hay vagones donde no funciona para nada, y otros donde funciona en exceso.