
Lo cierto es que tengo en mi haber una serie de eventos desafortunados, acompañados de mi característico “Aaaay” , así alargando la “a” un poco más de lo normal y por el que mi marmota y mi familia ya identifican que algo desastroso me ocurrió y corren a socorrerme.

En una oportunidad, quise probar una receta que me dio una compañera de trabajo. Así que esa noche monté mi olla, con el plátano picado en ruedas milimétricamente perfectas, la cantidad necesaria de agua, las 4 cucharadas de azúcar y el toque secreto de canela sugerido por mi compañera……Unos cuantos minutos más tarde, comienza a oler muy bien. Yo, desde la cama comienzo a buscar cuál puede ser la fuente de ese dulce aroma que llamó mi atención, pero en vez de insistir en mi búsqueda me quedo en la cama viendo TV.


Esto es sólo una muestra, de los tantos acontecimientos diarios que marcan mi lista de desastres.